Skip to content

En mi caso, tuve la suerte de trabajar en Carmela en su primer año. Y digo suerte porque hoy puedo ser consciente de cuánto crecieron y mejoraron con la experiencia y las ganas que le han puesto a este hermoso proyecto.

Soy testigo de todo lo que estos chicos han trabajado para dar a sus clientes el mejor servicio.

En la temporada que yo viví como empleada formamos un equipo fuerte y capaz de salir de todo imprevisto. Todo ello en un ambiente de risas, compañerismo y aprendizaje constante.

Era satisfactorio ver cómo nuestros clientes disfrutaban de nuestro entorno: de la playa, la música, el churrasco y la cervecita con la mejor puesta de sol.

Hoy soy una de esas clientas cada verano y espero seguir siéndolo muchos veranos más.