Tripulación
Lo que cuentan nuestros compañeros de su paso por nuestro bar
En 2024 tuve la oportunidad de trabajar en el chiringuito Carmela durante tres meses en la temporada de verano y puedo decir que ha sido una experiencia verdaderamente enriquecedora. Desde el primer día me sentí parte de un equipo muy unido y profesional, que siempre estaba dispuesto a ayudar y apoyarse mutuamente. Fue un placer trabajar codo a codo con colegas que compartían la misma pasión por el servicio y la atención al cliente.
El lugar en sí es encantador. Situado frente al mar, ofrece un ambiente relajado y acogedor que tanto los visitantes como nosotros disfrutamos. La vista de la ría y la brisa marina hicieron que cada jornada laboral fuese especial.
El público que visitaba el chiringuito era diverso, desde familias en busca de un lugar para disfrutar de un almuerzo junto al mar hasta grupos de amigos que se reunían para disfrutar de la música y el buen ambiente. Ver cómo nuestros esfuerzos contribuían a crear momentos memorables para ellos fue gratificante y motivador.
Además, debo mencionar la dirección, que siempre estuvo abierta a escuchar nuestras ideas y sugerencias, lo que fomentó un ambiente de trabajo inclusivo y colaborativo. Su liderazgo inspiró confianza y nos motivó a dar lo mejor de nosotros cada día.
En resumen, mi experiencia en Carmela ha sido mucho más que un simple empleo; he formado parte de una comunidad, he aprendido y he crecido tanto profesional como personalmente. Sin duda, me llevo conmigo los mejores recuerdos y aprendizajes de este verano.
Carmela…
Escribo estas líneas para expresar mi agradecimiento por la oportunidad que me brindaron de formar parte del equipo de Carmela. Durante mi tiempo en la empresa, tuve la suerte de trabajar con un grupo excepcional de personas y en un ambiente laboral muy positivo.
En particular, quiero destacar la excelente relación con mis compañeros: Duarte, Daniela, Álex, Jorge, Bieito, Alba, Emanuel y Carlos. Me motivaron a superar mis límites. Su amabilidad y disposición para ayudar siempre me hicieron sentir valorado y parte integral del equipo.
Asimismo, quiero reconocer el buen trato que recibí por parte de todos los jefes, en especial de José. Su liderazgo inspirador y su enfoque en el bienestar de los empleados crearon un ambiente de trabajo donde todos nos sentíamos motivados a dar lo mejor de nosotros mismos. Gracias a su guía, pude desarrollar mis habilidades de encargado y aprendí la importancia de ser ecuánime.
Por todo ello, nunca olvidaré este proyecto. Fue una experiencia desafiante y a la vez gratificante que me permitió crecer tanto a nivel profesional como personal. Agradezco enormemente la oportunidad de haber crecido profesionalmente en Carmela. Los conocimientos y las habilidades que adquirí durante mi tiempo en esta empresa serán de gran utilidad en mi futuro.
También quiero destacar a todos los clientes que hacen de Carmela un lugar tan especial. La atmósfera relajada y de ‘buen rollo’ que se respira en el establecimiento es algo que valoro mucho.
Les deseo todo lo mejor en el futuro y espero seguir disfrutando junto a ellos muchos años más. En el futuro, me gustaría ver a Carmela expandirse mucho más allá.
«No hay fronteras para las grandes ideas y cabezas soñadoras».
Con mis mejores deseos, atentamente.
Trabajar en Carmela y pertenecer a su equipo de trabajo fue una experiencia única y gratificante que nunca había vivido.
El lugar donde está ubicado es un sitio idílico, con una puesta de sol que conquista los corazones de nuestros clientes.
Desde ahí, Carmela brinda un servicio excelente y especial, mejorando cada día y esforzándonos en dar lo mejor para atender y recibir a todos nuestros clientes.
Estoy muy agradecido a José Carrera por darme la oportunidad de trabajar y formar parte de la familia Carmela.
Quién diría que después del duro verano que tuvimos estaría echando de menos ya esas puestas de sol y esos descansos con el mar a medio segundo, pero así es.
En mi vivencia como empleado y con la experiencia que tengo, he estado súper cómodo en todo momento y me lo he pasado en grande con el equipo y con los jefes.
Para ser un lugar de playa es de admirar también lo cómodo que ha sido atender a nuestros clientes (ni en los días días de concierto, con todo hasta arriba, hubo nunca una mala palabra) y trabajar con el personal de cocina (siempre con una buena cara aun teniendo comandas hasta el suelo).
En resumen, ha sido un placer trabajar en Carmela… y quién sabe, igual nos veremos de nuevo.
Mi verano en Carmela fue la combinación perfecta de trabajo y tiempo con amigos. Desde el primer día, el recibimiento me hizo sentir que éramos todos un equipo y no trabajadores individuales en un mismo espacio de trabajo.
El sitio encima le daba otro rollo al hecho de estar en la jornada laboral, pudiendo escaparte en los descansos a darte un baño en la playa que tienes delante y a escasos metros.
La gente que venía a disfrutar de tomar algo o de la rica gastronomía también se daba cuenta de que estar pegados a la playa era una ventaja que pocos chiringuitos tenían, y sin duda lo que más gusta tanto a trabajadores como a clientes son las puestas de sol.
En 2024 estuve trabajando en Carmela durante el verano. Desde el primer momento hubo muchísima complicidad con los jefes, nuestro encargado y el resto de compañeros. Eso fue clave para que el verano fuese mucho más llevadero. José, Dani y Cristian siempre fueron considerados, amables, respetuosos y honestos con nosotros.
Por su parte, Bruno (nuestro encargado) fue increíblemente paciente con todos nosotros, ayudándonos siempre que podía y tratándonos siempre desde el respeto.
Los compañeros (camareros y cocineros) hicimos muchísima piña y seguimos siendo amigos desde nuestro paso por Carmela.
El sitio es increíble y los atardeceres son mágicos desde ahí. La gente es amable y comprensiva. Estoy muy agradecido por la confianza que pusieron en mí y cómo me trataron desde el primer minuto.
Mi experiencia en Carmela fue un poco curiosa, ya que soy una persona introvertida y no me gustan mucho la playa ni el calor, lo cual no parece el mejor perfil para adaptarse a este tipo de trabajo. Sin embargo, desde el primer momento me sentí cómodo y motivado gracias al equipo, tanto por mis compañeros como por los propios jefes, que siempre fomentaron el ambiente de buen rollo y de bienestar entre los empleados. Creo que se armó un equipo con mucho valor a nivel humano y que al final del verano funcionaba como una gran familia.
A nivel laboral, es cierto que es duro porque hay mucho trabajo, pero el ambiente laboral es muy constructivo y en pocos meses se adquiere una experiencia equivalente a años en otros lugares, especialmente porque aquí las cosas se intentan hacer siempre lo mejor y más profesionalmente posible, incluso cuando el ritmo de trabajo es muy acelerado. Cabe destacar también la profesionalidad y seriedad de la empresa en cuanto a papeleo, condiciones, transparencia y trato con los empleados… En definitiva, un sitio en el que las cosas se hacen bien.
Todo esto, combinado con una localización privilegiada, unas instalaciones bien cuidadas, un proyecto de negocio moderno y atractivo y un público agradable hicieron de esta una experiencia inolvidable y que recomendaría a cualquier persona.
Este año he tenido el placer de trabajar en Carmela. Digo placer porque, a pesar del estrés y del agobio de algunos momentos, he podido pasarlo bien y sentirme a gusto en un puesto de trabajo (algo que en el mundo de la hostelería no es tan frecuente).
Ese bienestar ha sido resultado de un gran equipo y de unos jefes a los que tenemos mucho que agradecer. Tanto ellos como el encargado han depositado mucha confianza en nosotros, han sido muy comprensivos, pacientes y respetuosos en todo momento.
Estar en un grupo donde sentir tanta complicidad es complicado y yo he tenido de la suerte de encontrarlo en Carmela.
Recuerdo el tiempo que estuve trabajando en Carmela como una muy buena época. El ambiente que se crea en esa esquina de Portomaior no se puede comparar a ningún otro lado, tanto por las vistas espectaculares, como por los compañeros de trabajo y los clientes, que vienen con un brillo especial en los ojos. Tengo que reconocer que es un ambiente único.
Siendo camarero, mi trabajo se basó principalmente en atender clientes, organizar comidas y cenas y sacar las comandas. Fue mi primer trabajo llevando una bandeja, y los primeros días iba un poco nerviosillo, pero gracias a los compañeros y los jefes se me pasó rápidamente, además de fortalecer bien el brazo, eso sí.
Puedo decir que los jefes son todos muy trabajadores. Cuando se han tenido que mojar las manos han sido los primeros en ponerse en primera fila a sacar el trabajo adelante.
La esquina del Carmela crea un ambiente muy cercano y familiar donde puedes disfrutar las vistas tanto con tus amigos como con tu familia o pareja. Solo tengo buenas palabras para este sitio.
Trabajar en Carmela fue, sin buscarlo, de las experiencias más gratificantes de mi vida.
Éramos un equipo pequeño y yo una novata, pero cada uno tenía su papel y rápidamente la cosa empezó a funcionar. A veces cuesta congeniar con compañeros o jefes, sobre todo cuando llegan momentos de estrés, pero en mi caso todos me lo pusieron muy fácil desde el primer día.
Sin darme cuenta, pasó el tiempo y al final del verano me quedé con un montón de momentos a los que siempre les guardaré mucho cariño, y todo gracias al grupo que hicimos.
En cuanto al sitio, la verdad es que es inmejorable y, claro está, cuenta con unas vistas espectaculares (siempre pasadas por naranja). A la gente esto también le pone de buen humor, así que siempre había muy buen ambiente en la terraza, acompañado de buena música y aún mejor comida (las zamburiñas y los postres, mi parte favorita de la carta).
Y es que Carmela es de esos sitios que nunca quieres dejar y siempre te invita a volver, por eso nunca olvidaré ese verano y todo lo que me dio.
Mi experiencia de un verano en Carmela.
Llevo 7 años trabajando en muchos sitios, pero sin duda el verano que pasé en Portomaior fue la mejor experiencia que he tenido.
Iba a trabajar con ganas sabiendo que el equipo era top; se me pasaba el día muy rápido con gente de mi edad y en un paraíso. Además, en los descansos me metía en la mar y disfrutaba del solete.
Los días en los que había eventos teníamos un ambientazo, y fueron muchos los grandes artistas que vinieron a tocar y a pinchar su música.
Para mí, más que un bar de playa, Carmela es un restaurante chill out con ambiente Rías Baixas… puro Rías Baixas.
El producto nos venía de proveedores locales todos los días y lo preparábamos con gusto. Desde los pimientos de Padrón, pasando por el famoso churrasco de Carmela, hasta el sorbete de limón casero. Todo sabroso.
La verdad es que de los dos meses y pico que estuve trabajando, no le puedo poner ningún pero a mi experiencia. José, Cristian y Dani son unos tíos listos, unos profesionales que saben lo que hacen. Además, siempre que tuve algún problema me dieron soluciones flexibles y rápidas.
Si estás pensando en trabajar en verano, no hay otro sitio, te lo aseguro. Merece la pena.
En 2022 me lancé a la locura más refrescante y divertida de mi vida: trabajar en Carmela, posiblemente el mejor chiringuito de las Rias Baixas. Desde el primer día, el equipo fue como una familia. Cada turno parecía una mezcla de fiesta, caos y surf sobre olas de clientes sedientos de mojitos (y de los buenos).
El lugar en sí es una postal viviente. Playa de ensueño, el sol reventando el cielo y nosotros, el equipo, corriendo de un lado a otro con bandejas como si fuéramos los protagonistas de una comedia playera. Pero lo mejor de todo fue la energía que se respiraba. Los clientes venían a Carmela no solo por la comida y las copas, sino también por ese ambiente especial que los jefes (mis grandes amigos) crearon. Siempre con una sonrisa, un chiste y un «venga, que esto es más que trabajo, ¡es diversión!».
Trabajar aquí no era solo un curro, era una experiencia inolvidable. Desde los que venían buscando una cerveza bien fría hasta los que pedían el cóctel más loco del menú, siempre había un momento para reírse, disfrutar y salir al final del día con el sabor del salitre y la buena vibra en el cuerpo.
Gracias, Carmela, por un verano de locura. ¡Os debo una!
En mi caso, tuve la suerte de trabajar en Carmela en su primer año. Y digo suerte porque hoy puedo ser consciente de cuánto crecieron y mejoraron con la experiencia y las ganas que le han puesto a este hermoso proyecto.
Soy testigo de todo lo que estos chicos han trabajado para dar a sus clientes el mejor servicio.
En la temporada que yo viví como empleada formamos un equipo fuerte y capaz de salir de todo imprevisto. Todo ello en un ambiente de risas, compañerismo y aprendizaje constante.
Era satisfactorio ver cómo nuestros clientes disfrutaban de nuestro entorno: de la playa, la música, el churrasco y la cervecita con la mejor puesta de sol.
Hoy soy una de esas clientas cada verano y espero seguir siéndolo muchos veranos más.