En 2024 estuve trabajando en el Carmela durante el verano. Desde el primer momento hubo muchísima complicidad con los jefes, nuestro encargado y el resto de compañeros. Eso fue clave para que el verano fuese mucho más llevadero. José, Dani y Christian siempre fueron considerados, amables, respetuosos y honestos con nosotros.
Por su parte, Bruno (nuestro encargado) fue increíblemente paciente con todos nosotros, ayudándonos siempre que podía y tratándonos siempre desde el respeto.
Los compañeros (camareros y cocineros) hicimos muchísima piña y seguimos siendo amigos.
El sitio es increíble y los atardeceres son mágicos desde ahí. La gente es amable y comprensiva. Estoy muy agradecido por la confianza que pusieron en mí y cómo me trataron desde el primer minuto.